HUMANIDAD
Cuando
me di cuenta de que pertenecía a esta humanidad, ya llevaba unos años aquí, en
la tierra. No podía concebir que todos subsistieran ajenos a lo que vivía el
otro. Unos cuantos manipulaban al resto y el resto se dejaba manipular.
Mirando
desde la ventana, sin entender la razón humana, caminé en contra de mí misma,
sin pensar que yo era parte del problema. Cuando nos miramos a nosotros mismos
podemos comprender que no es el otro, eres tú.
Al
pasar el tiempo advertí que todo cambiaría, no sabía cómo, pero sí el cuándo.
Lo que menos esperaba es que una minúscula forma de vida nos uniría, de tal
manera que no importaría la nacionalidad, la raza ni las fronteras.
El
idioma es muy importante en esos instantes, gracias a él nos podemos comunicar.
Esos lazos invisibles se vuelven a activar para unirnos, nos convertimos en
cómplices de una forma de ser, de una esencia única y verdadera. Al pasar los
siglos se va desdibujando, aun así, siempre queda esa alianza. Y como dicen
algunos, la unión hace la fuerza y eso es lo que nos toca vivir.
La
paradoja de la historia, un microorganismo nos abrió los ojos y ahora somos
capaces de ver el mundo con otra mirada, llena de renovación, apertura, amor,
unión y libertad.
No
subestimes las raíces, aunque sean antiguas siempre quedan ahí, latentes,
esperando a ese momento en el que puedan resurgir, brotar y crear el nuevo
mundo que toca cimentar.
Pili S. Reyes
Licenciada en Bellas Artes
Diseñadora
Una persona creativa y apasionada de la vida
(XIV Antología)
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