jueves, 17 de febrero de 2022

ASÍ ESCRIBEN NUESTROS AUTORES

 




«… Cuando Tata Vasco aparece en la puerta de la iglesia para la oración de la mañana, los niños escapan del calor de sus madres y corren como ocelotes entre las columnas de adobe para prenderse a su capa roja de lana, compitiendo por alcanzar la caricia de la mano del hombre bueno que en sus reglas y disposiciones ha escrito cómo han de vestir y trabajar en los pueblos-hospitales; que no hay que tratarles de bestias, sino de hermanos; y que todos han de saber de la agricultura desde la niñez y tejer y herrar por el bien del hospital y de la escuela…» (pág. 14, Isabel Fernández Peñuelas, «El hospital de almas»). Tercer Premio.


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