«…
Mestizaje pasado, nos evoca a nuestra latinidad y especialmente a nuestra
querida Latinoamérica con la que nos unen grandes puentes, conexiones que van
más allá de un apellido, son lazos que atan nuestra conmiseración de una forma
genuina. Conversar de mestizaje es platicar también de invasiones, disputas y
torneos de poder, algunos aún en proceso de cauterización. Historia colmada de
bucles, historia inacabada, historia viva en la que retornar proezas,
matizarlas a nuestra eventualidad y sostenernos legatarios de ella…» (pág. 254,
Víctor Quesada Cubo, «Mestizaje de ayer, hoy y mañana»).
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