SALÓN DE GRADOS, LA CAPILLA REFUGIO
Corrió hasta el salón general, debía protegerlos, reunió cuantos
libros y manuscritos antiguos pudo recabar, valiosos escritos fundacionales de
la universidad del siglo xvi,
memorias de virreyes, códices e incunables, obras de los padres jesuitas,
riquezas de nuestro acervo histórico.
Aquel pasillo oculto, usado entre los docentes, servía para esquivar
a los estudiantes sanmarquinos que se agolpan en los pasillos al finalizar las
clases, atravesó el patio de los naranjos hasta llegar al salón de grados,
capilla Nuestra Señora de Loreto.
Perdido entre la angustia y el miedo a la destrucción, la capilla,
refugio del alma, guiaba su mirada al techo abovedado, caminaba con los ángeles
y pinturas religiosas, se detuvo en la pintura de santa María de Siena, como
ella, sentía que los libros eran estigmas en sus manos y para salvarlos debía
abandonarlos.
Evocó la oración que santa María, todos los días rezaba: «¡Ven,
oh Dios, en mi ayuda! Señor, ¡date prisa en socorrerme!».
Su
súplica compasiva y ferviente, reposando su mirada en santa María, desenjauló
su oscuridad, quedaba libre de su temor y resignado a su destino.
Miró
una de las vigas talladas en madera que recubren y decoran las paredes, se
había despegado, al fin encontró la solución, separó aún más aquella viga en
estado decrépito y fue depositando los manuscritos y libros.
Las
voces de los invasores se aproximaban, ahora debía abandonar la universidad, la
Ciudad de los Reyes vaga en tormento.
María del Mar Sánchez López
Nace y reside en Murcia
Profesión «aprendiz de
escritora» sin premios otorgados
Como en su vivencia, su capilla refugio es «ser escritora»
(XV Antología)
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