«…
Un mundo nuevo se abrió para
alabanza de mis ojos, como retablo de maravillas, en mis viajes a las Indias.
En estas tierras del Perú viví el quebranto de la guerra feroz entre hermanos
de las huestes de Pizarro y Almagro, pero tuve también la gran ventura de
fundar conventos, escuelas y, en sobre todas las cosas, el Estudio General de
la Ciudad de los Reyes...» (pág. 86, Xavier de Penedo, «Yo, Tomás de San
Martín»).
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