ENTRE LIBROS
Y CAVILACIONES
Recién en la universidad pude disfrutar de un libro
cuyas enseñanzas yo habría querido afrontar en el colegio. Aquel libro me
hablaba acerca del humanismo en la época colonial.
Si pensamos en la escuela como el corazón de la
pedagogía de un país, vale preguntarse: este órgano fundamental educativo,
¿está bombeando con la suficiente fuerza? ¿Fluye la sangre, oxigenada de saber,
de todas esas recónditas arterias del bagaje de conocimientos imprescindibles?
¿Por qué sabemos tanto de las atrocidades pasadas y tan poco de las mentes
esclarecidas que se atrevieron a sembrar las semillas del cambio?
Es indudable que ese cambio nos benefició, y aún nos
beneficia. Es indudable que los esfuerzos de Francisco de Vitoria, por ejemplo,
continúan latentes en las formas culturales y estatales que ha concebido
nuestra Hispanoamérica, pero ¿es la resonancia de su nombre igual a la magnitud
de los efectos de su pensamiento? Dudo entonces de que seamos conscientes de lo
importante que es el conocer a fondo los cimientos de una edificación cuando se
trata de asumir la tarea de seguir construyéndola, de seguir enriqueciéndola.
Pienso en todo aquello y me lleno de un angustioso
pesimismo.
Me decido a recuperar el buen ánimo releyendo aquel
viejo libro amigo.
Javier Moreira Alarcón
Bolivia
Escritor
(XVI Antología)
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