EL NUEVO
OBISPO
Alejandro
Hernández López
Zaragozano, reside en Valladolid
Estudió ingeniería y trabaja en el Grupo Correos
Acaba de cumplir los cuarenta años y es un apasionado de la literatura. Le encanta leer y escribir, sin tener muy claro el orden de los factores. Siendo su familia de origen accitano, la imagen del Mulhacén con el sol del amanecer destellando sobre su superficie nevada le resulta incomparable. Ha querido que Isidoro recordase ese mismo poder evocador mientras era nombrado obispo
(XVII Antología)
Era un día
gris aquel en que lo nombraron obispo de Hispalis. Era gris no solo por las
nubes gruesas que amenazaban con las primeras lluvias después del verano, sino
también porque la memoria de su hermano impregnaba la ceremonia. Había muerto
unos meses atrás, el mismo día en que aparecieron las primeras cigüeñas
sobrevolando la ciudad.
Atravesaron
la puerta de la ciudad unas horas antes. El río venía teñido de marrón, augurio
de buenas cosechas, y el eclesiástico se había ceñido bien la capa para tapar
también la montura. Así debía hacerse, se dijo mientras oteaba el puerto donde
no se movía ninguno de los barcos de pesca.
No pudo,
tampoco, evitar el recuerdo del monte Solorio que resplandecía en los
amaneceres despejados del invierno. El monte, altísimo, le provocaba una
extraña desazón, como si su inmensidad le hiciese demasiado pequeño e
insignificante. Escuchó de su padre, siendo todavía muy joven, que Plinio el
Viejo lo llamaba monte Solarius. Recordó con cariño como aquella extraña
controversia sería el germen de su primer libro, Differentiae. Sonrió
ante aquel súbito recuerdo.
Después,
repitió mentalmente cada paso que componía aquella liturgia. Se preguntó si
todo ese conocimiento podría sobrevivir al paso del tiempo, si no sería
necesario recopilar todo aquel saber —el suyo propio y el de sus coetáneos,
pero también el heredado de griegos y romanos— para que sirviese de guía a
futuras generaciones. De nuevo, la realidad del momento le sacó de sus
ensoñaciones. Sin embargo, aunque se prometió retomar esa cuestión más
adelante, se le ocurrió que Etymologiae podía ser un buen título para
semejante obra. Luego cerró los ojos y se signó antes de continuar con la
ceremonia.
Zaragozano, reside en Valladolid
Estudió ingeniería y trabaja en el Grupo Correos
Acaba de cumplir los cuarenta años y es un apasionado de la literatura. Le encanta leer y escribir, sin tener muy claro el orden de los factores. Siendo su familia de origen accitano, la imagen del Mulhacén con el sol del amanecer destellando sobre su superficie nevada le resulta incomparable. Ha querido que Isidoro recordase ese mismo poder evocador mientras era nombrado obispo
(XVII Antología)
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