ISIDORO DE
SEVILLA Y NEOHISPANIA
La nación y la monarquía que se consolidaron en 1492 con la conquista
de Granada, culminación de la Reconquista, la más grande y larga epopeya de
liberación nacional de un pueblo sometido y de un territorio ocupado tras una
invasión, como fue la musulmana de 711, y que se fortalecieron con el
descubrimiento de América y con la normalización de la lengua castellana, que
sería del imperio, a través de la gramática de Elio Antonio de Nebrija el mismo
año, no surgieron ex novo. Su origen
y su modelo estaban en la monarquía goda y se luchó para dar continuidad a
aquella etapa histórica. Su religión era el catolicismo. Isidoro de Sevilla el
principal defensor y difusor de esa fe que estructuraba la Hispania gótica.
Lo cierto, no obstante, es que la corrupta decadencia de esa monarquía
goda, con facciones en lucha a causa de los intereses familiares y de que los
monarcas eran electivos, permitió el éxito de la invasión musulmana y después
la connivencia con el enemigo de una parte importante del poder político e,
incluso, de destacados jerarcas de la Iglesia.
Una minoría de la nobleza goda y de la jerarquía eclesiástica huyó al
norte para organizar la resistencia. Pelayo fue uno de ellos.
El afán implícito de aquella lucha era la Reconquista, ya convertida
en un ideal perfeccionado que buscó bases fuertes para edificar sobre ellas el
futuro.
Isidoro de Sevilla, un siglo antes, ya había defendido la unidad de
una Hispania bajo la fe católica que vertebrase a todos los habitantes de
Iberia. Sus ideas marcarían el camino de la recuperación del territorio perdido
y de la salvación de las almas de una nueva Hispania renacida.
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(XVII Antología)
(XVII Antología)
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