VIVENCIA DE
FORTALEZA
Suspiraba el joven
Isidoro por su mala cabeza y su dudosa conducta. Su hermano mayor, Leandro, se
lo recriminaba constantemente, haciendo esa labor de padre y madre que el
destino le había encomendado para enderezar al, a veces, díscolo y distraído
hermano.
Su hermano, padre y
amigo, le recomendaba que rezara, que Dios le podría ayudar, que buscara su
consejo y estuviera atento a las señales que, sin duda, le iría plantando
delante de sus ofuscados ojos.
Durante unos días estuvo
más atento que nunca a esas señales, vivía el momento presente con la intención
de captar el esperado mensaje, siguiendo los consejos de su querido hermano
sobre estar alerta, ya que Dios siempre nos muestra el camino aunque no sea el
más cómodo.
Y sucedió en uno de sus
paseos. Sintió sed repentinamente. Miró a su alrededor y vio un pozo como
asentado allí para calmar su necesidad fisiológica. Mientras extraía el agua,
se fijó en las fisuras generadas en la piedra del brocal por el roce de unas
sencillas cuerdas. Eso le hizo razonar sobre la fuerza de la perseverancia y el
tesón. Aplicándolo al ser humano, coligió que la voluntad y la tenacidad pueden
quebrar cualquier imponderable, limar asperezas o superar contratiempos. Aquello
que había observado era como el simple goteo del agua que puede llegar a
horadar el mármol gracias a la constancia de la acción.
Desde ese momento, su
vida dio un giro radical mostrando un espíritu renovado para el estudio y la
observación.
Fernando Beamud Pascual
Natural de Palma, reside en Málaga
Abogado, capitán de la marina mercante
Escritor aficionado desde que tiene recuerdo
Autor de una docena de novelas, tres libros de poesía y cientos de relatos
(XVII Antología)
Natural de Palma, reside en Málaga
Abogado, capitán de la marina mercante
Escritor aficionado desde que tiene recuerdo
Autor de una docena de novelas, tres libros de poesía y cientos de relatos
(XVII Antología)
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