«…
Aplicándolo al ser humano, coligió que la voluntad y la
tenacidad pueden quebrar cualquier imponderable, limar asperezas o superar
contratiempos. Aquello que había observado era como el simple goteo del agua
que puede llegar a horadar el mármol gracias a la constancia de la acción…» (pág. 126, Fernando
Beamud Pascual, «Vivencia de fortaleza»).
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