La inocencia
es virtud:
la fuerza
que desarma al que no tiene maldad.
Todo ser
inocente conserva algo de la pureza inmanente de la creación.
La inocencia
supone ir sin miedo hacia el destino que nos puede corresponder.
Ser inocente
es una cosa y ser inconsciente, otra muy distinta.
Seres
inocentes, como los niños, que aceptan el mundo
tal como se
les presenta, sin recelo ni temor.
Uno se
equivoca cuando cree que para triunfar en la vida
hay que
prescindir de la inocencia.
Me dan pena
los que han vendido su inocencia
por un
puñado de falsas monedas.
La inocencia
es el refugio natural de los sanos.
No puede
haber fe sin una gran dosis de inocencia.
Cuanto más
inocente se es, más cerca se está de la gracia.
Inocencia es
desconocer el mal y sus consecuencias
y actuar
como si no existiera.
El ser
inocente arriesga en todo momento
la
posibilidad de sufrir.
¡Ay de los
que engañan!
Cuando
triunfa la inocencia,
el sol
brilla sin una nube que empañe su luz.
(Fernando Orlando, 1967)
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