EL
SINFÍN DE UNA MENTE BRILLANTE
Quizá ―y
digo quizá porque tal vez fuese―, el esplendor de las estrellas que te
embelesaban influyera en tus pensamientos brillantes. Pero ¿por qué poner en
duda tu mente privilegiada y polifacética? ¿Acaso te hacía falta la luz de los
astros para tener una mente admirable? Este «quizá» es, sin dudarlo, una
estulticia, Elio Antonio de Nebrija (Elio: sobrenombre adoptado por ti de
personas que admirabas). Tu nombre ennoblece Lebrija y sobre la piel del
Guadalquivir y sus marismas riela tu sapiencia. ¡Se escuchan todavía gemidos
emocionados por tu indeleble recuerdo entre el murmullo de sus aguas!
¡Humanista
esplendente, Elio Antonio! Para ti no hubo nada que pesara menos que las plumas
de las aves apretadas por tus meritorios dedos coordinados con tu pensamiento
para escribir tamañas obras. Tus plumas y la tinta permitieron que tus manos
volaran raudas a los dos árboles del paraíso, al árbol del conocimiento del bien
y del mal y al árbol de la vida para colgar cartelas escritas en latín, griego
y hebreo que ondearan con autenticidad en sus ramas. Y siendo un políglota de
estos tres idiomas, ser asimismo el autor de una imprescindible Gramática castellana, sacada a la
luz en 1492, para que fuera compañera inestimable del imperio de los Reyes
Católicos. No podemos dejar en el tintero tu vanagloria personal para, en todas
tus obras, defender el primer embrión español de derechos de autor.
¿Y qué decir
de tus desvelos con las sagradas letras del Nuevo Testamento? ¿Cómo restituir a
la integridad las versiones hechas por teólogos y copistas negligentes que las
corrompían? ¿Acaso la traducción al latín era la idónea si la lengua griega era
anterior, si a esta le precedía la hebrea y la aramea era la de Nuestro
Salvador?
Nacida en Aratorés, un pequeño pueblo en la provincia de Huesca.
Comenzó a escribir en 2003. Escribe en verso y en prosa.
Ha publicado dos libros: uno en cada modalidad.
Su afición con la escritura la compagina con el arte románico y la fotografía. Motivo por el que ha viajado en busca de monumentos del románico por toda España, por prácticamente la totalidad de Francia y gran parte de Italia, poseyendo abundantes colecciones de fotografías.
(XVIII Antología)
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