«…
Isabel, con la Gramática
en sus manos, arrullada por el rumor del agua, apura sus últimos días en la
Alhambra. Nebrija siempre le pareció presuntuoso y no le gusta que en el
prólogo le recuerde sus recelos. Aun así, puede que tenga razón y que el
vencedor se imponga al vencido con la palabra. Que la pluma sustente lo que
gana la espada. Que el castellano venga a ser la lengua de quienes aún están
por descubrir…» (pág. 78, Max V. B., «Letras y velas»).
No hay comentarios:
Publicar un comentario