miércoles, 13 de agosto de 2025

«RE-VIVENCIAS»: PERSEVERANCIA

 



   PERSEVERANCIA (1969)

 
El don de la perseverancia es el que ilumina al ser humano
para hacerle persistir en su actitud,
aunque las circunstancias le sean adversas.
 
La perseverancia hace triunfar a la gente con fe en sí misma,
por encima de las dificultades ambientales.
 
Hay días negros, que se unen a las semanas, a los meses,
con el nexo único de la desazón, de la incertidumbre, de la angustia.
 
Solo la fuerza interior del perseverante es capaz
de superar los trances amargos de la adversidad.
 
Perseverar es estar seguro de hallarse en el camino recto,
a pesar de que la experiencia sea contradictoria.
 
La perseverancia no puede confundirse con la obstinación
que está basada en el error.
 
No se puede perseverar en la fe, ni en los principios,
sin una auténtica convicción de poseer una gran parte de razón.
 
La fe, la razón necesitan beber en la fuente de la verdad
y en el apoyo material o moral de los que nosotros apreciamos.
 
Cuando nos falta el apoyo moral, nos quedamos solos y necesitamos ser fuertes.
 
La fortaleza se fragua en la lucha diaria,
venciendo dificultades, con fatiga, con esfuerzo.
 
Muchas veces nos asalta la duda de saber si somos
inconstantes, obstinados o perseverantes.
 
Dejamos un asunto, empezamos otro y vemos
que la línea de la perseverancia no domina todos nuestros actos.
 
Cuando hay una actitud interna y externa de acomodación a la línea trazada,
vemos los frutos de la perseverancia.
 
Perseverar es ser uno mismo, hoy, mañana y pasado,
ser auténtico, constante y consciente.
 
Perseverar es obligarse a conocerse y ser consecuente.


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