UN
AMOR CORRESPONDIDO
Tu figura, envuelta por el prestigio que ya gozaste en vida, crece por
los siglos como ese bosque de saberes que cultivabas con tus propias semillas.
Pronto germinaron en forma de árboles robustos, enraizándose en la tierra
abonada de tu talento natural para las lenguas. A bordo del latín y del
castellano, te propusiste diseñar una carta náutica a la vez que navegabas
frente a las costas de las palabras, abriendo rutas inéditas con el arrojo de
tus coetáneos descubridores. Dos de ellas, la Introductiones latinae y la Gramática
castellana, han sido faros para la enseñanza y puertos seguros para el
aprendizaje a lo largo de generaciones de doctos y esforzados estudiosos.
El espíritu crítico con el que quisiste corregir la Biblia Vulgata
pudo pasar de encender la llama del entendimiento a la de una hoguera que os
hubiera condenado a los dos, en nombre de una Inquisición que era todo menos
santa. No te arredraste y de tu lado estuvo el cardenal Cisneros, la verdad y
el pensamiento libre. Los cuatro, fortalecidos por lazos leales, como leal fue
para el imperio la compañía del castellano, sabíais que este es garante de su
unidad. Nunca lo olvidaste.
Además de escribir historia, la hiciste, y, adelantado a tu tiempo,
colaborabas en su adelanto. Favorecías por tus dotes un humanismo cuyos
cimientos fraguaron con la solidez de la ciencia, la libertad o el listón que
tu talla moral e intelectual situaba un poco más alto cada día. Tras estampar
tu firma en el firmamento de España, ese trozo de cielo todavía brilla por un
amor correspondido.
Valencia.
Operario en una cadena de montaje.
Premios: ganador del VIII concurso de microrrelatos Inspiraciones nocturnas y del IX concurso de microrrelatos Un bargueño para mis cuentos.
Publicaciones: el libro de relatos Finales con principios.
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