VIVENCIA DOCENTE
Para Elio Antonio de Nebrija la culpable de la baja
calidad de la enseñanza de cualquier disciplina era la barbarie, entendida esta
como el deficiente conocimiento de la lengua de la Roma clásica.
Qué pensaría ahora Nebrija si supiera del destierro al
que ha sido sometido el latín en el sistema educativo español tras la infinidad
de reformas educativas, esclavas del sistema productivo, que no han hecho nada
más que arrinconar a las humanidades confundiendo lo útil con lo utilitario.
Todo lo que consideramos inútil es lo que hace
precisamente que la vida merezca la pena vivirla.
La pregunta no es ¿para qué sirven?, sino ¿qué nos
aportan? Libertad de conciencia y pensamiento, heterodoxia, no comulgar con
ruedas de molino, interpretar, interpelar a la razón, espíritu crítico,
sentimientos, humanidad, entablar un diálogo con el pasado…
El profesor de latín cada día se despierta soñando como
don Quijote con derrotar si no a los gigantes, por lo menos a los molinos con
la ilusión y la esperanza de que siempre habrá alumnos a los que les interese
saber lo que han sido los que les precedieron para seguir siendo humanos de
conocimientos y sentimientos.
Todavía albergamos la esperanza en un mundo mejor
mientras nos queden las palabras y existan las humanidades, una manera de estar
en el mundo, una forma de intentar comprenderlo, aunque no lo consigamos nunca.
Mientras tanto el profesor dice a sus alumnos: «Hoy
hablaremos de Nebrija». Le escuchan pocos alumnos que han elegido la optativa
de Latín, entre ellos hay alumnos procedentes de Hispanoamérica. Nebrija revive
en esa aula, en todas esas personas de un lado y otro del Atlántico que hablan
el español, lengua romance procedente del latín. Lengua forjadora de
civilizaciones y de seres humanos.
Ángel Novillo Sánchez de Pedro
Licenciado en Humanidades (especialidad
Patrimonio y Cultura Hispánica).
Profesor de ESO en el colegio Nuestra
Señora de la Consolación en Villacañas (Toledo).
Ganador y finalista de numerosos premios de
poesía, microrrelatos y cuentos.
Antologizado en los Premios Orola desde
2016 al 2024.
(XVIII Antología)
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