TESTIGO MUDO
Magnetismo
inusitado de magia animista,
encumbra en su
cénit la anónima expresión,
revistiendo de
picaresca novecentista,
un idílico boato,
que se pierde en la profundidad.
Sufro tanto España,
como todo gran ser puede sentir su alma,
a corazón abierto,
cuando soplan los vientos alisios
de norte a sur, de
este a oeste y se pone sin límite, a su merced.
La difícil andadura
transita por los cerros de una tarea inacabada,
y cegada en su
anomalía enjuta,
desecha lo más
brillante del desdoro actual.
Un efecto
instantáneo recorre mi inquietud,
al saber que no
cruzará sola el puente
la traición
enfurecida,
dulce canción de
siempre en aras de una existencia maldita.
Garabatos
histéricos ilustran la barrera
entre lo físico y
lo virtual,
distorsionando su
seductor mensaje,
mística de oropel.
¡Ahí estás pobre
luna, con tu omnipresente fulgor,
dirigiendo sin
mando la odisea nacional,
salvas con la
mirada de un amigo furtivo,
la trampa de la
indulgencia desmedida!
Me cierro en mi
armadura a la vera del metal,
esperando que
escampe la lluvia con auténtico esmero y devoción,
mientras una
elegante madame de reflejos admirables,
zanja con
vehemencia la cuestión,
ella guardará en su
conciencia el secreto de nuestro tesoro.
Juan José González
Toste
(X Antología)
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