El Día de
la Hispanidad y de la Lengua Española celebramos uno de los mayores nexos
culturales entre España y América.
Nadie mejor que Vargas Llosa para hacérnoslo
comprender:
«… Una lengua es mucho más que un sistema
convencional de expresiones que permite entenderse a los miembros de una
colectividad. Es, sobre todo, una manera de ser y de pensar, de soñar e
imaginar, de sentir y de amar. Un patrimonio que nos permite apropiarnos de un
pasado histórico y cultural, de un legado que, por el mero hecho de constituir
la materia a la que la lengua que hablamos dio expresión y forma, es también
nuestro, parte constitutiva e inseparable de lo que somos… No nos enemista pero
sí nos diferencia de quienes usan otros códigos y vocablos para expresarse.
Pero esa relación entre comunidades de idiomas diferentes no es rígida sino
fluida, hecha, sobre todo en la realidad cada vez más interconectada de nuestro
tiempo, de continuos intercambios.
El español se ha enriquecido a lo largo de su
historia con los aportes griegos, latinos y árabes en la antigüedad; al llegar
a América, con la savia de las lenguas prehispánicas y, en la edad moderna, con
la influencia del italiano, el francés y, sobre todo, el inglés… Por eso, el
español es una lengua universal y moderna y eso hace de todos los que tenemos
el privilegio de tenerla como lengua materna, potencialmente al menos, hombres
y mujeres universales y modernos… Una de las consecuencias más provechosas para
los latinoamericanos del arraigo del español en nuestro suelo ha sido ser
propietarios y servidores de una lengua que es un pasaporte permanente para
salir del pasado, ser ciudadanos del presente y formar parte de una comunidad
que trasciende las fronteras de nuestro lugar de origen y nos instala en la
vanguardia de la actualidad. Para España, crecer culturalmente y extenderse por
América, significó universalizarse, escapar de la reclusión provinciana,
volverse una historia, una cultura y una lengua trasnacionales… Una lengua viva
mantiene vivos a sus hablantes si en ella crepitan los anhelos de una vida más
plena, más justa y más libre…
El español es una lengua frondosa y múltiple,
en la que caben todas las excepciones y variantes.. El tiempo, que en el pasado
se cernía como una amenaza para la unidad del español, en el presente trabaja a
favor de ella. La globalización, el prodigioso desarrollo de las
comunicaciones, sobre todo audiovisuales, ahora fortalece la lengua común
gracias a un intercambio rápido y generalizado de vocablos, expresiones,
modismos y regionalismos que por intermedio de los libros, películas, programas
de televisión o “chateos” del Internet se incorporan velozmente a nuestra
realidad lingüística… Una lengua no solo se pierde por no tener con quién
hablarla… Una lengua se nos puede ir escurriendo de las manos o mejor dicho de
la boca, dejándonos despalabrados, por culpa de la ignorancia, la mala
educación y esa pereza que consiste en valerse del lugar común, el estereotipo
y el clisé, lenguaje muerto que empobrece la inteligencia y agosta la
sensibilidad de los hablantes… Dejar que la lengua se nos pierda o empobrezca
es perder mucho más que un medio de comunicarse: es perder la seguridad, la
única identidad real que tenemos y rodar hacia ese caos primitivo, a esa
behetría habitada por sonámbulos que tanto espantaba a los quechuas del antiguo
Perú».
(«Discurso de inauguración del V Congreso de la Lengua», 2010).
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