IMPRONTA ORIGINARIA
En un rincón, no tan lejano de la Mancha,
y de cuyo nombre hoy quiero acordarme…
yacen, enaltecidas y en pertinaz armonía,
como un testimonio elocuente de nuestro idioma,
las primeras grafías escritas en lengua castellana.
La neta cuna del idioma español se halla
en un pequeño claustro que atesora en sus resguardos,
un ilustre texto, escrito con notable caligrafía antigua,
esa herencia ancestral de unas manos, que al facer tan magna obra,
han dejado un legado de memorias como testimonio para develar
el idioma castellano al mundo entero.
Ese manuscrito, fervorosamente custodiado
reposa mudo, inalterable, como un testigo sempiterno,
de los primeros atisbos de la lengua originaria,
esos propios esbozos de la esencia del «facer Españas»
desde la inmemorable huella de un pasado
de los pueblos hispánicos.
Esas letras han permitido forjar presencia, sin olvidar
el lazo invisible, que nos une a través del idioma
para ser indivisibles por la palabra.
El «facer Españas» significa reconocerse desde los ancestros,
con esos ecos legibles desde letras y palabras primarias,
conservando la grandeza ilustrada de este bello idioma.
En ese mágico lugar, prevalece un viaje en el tiempo,
donde el castellano se devela, en su lejana elocuencia
como un haz de esa impronta originaria,
que impera como mudo testigo de un gran descubrimiento,
un excelso lenguaje, enriquecido con tantos éxodos,
con tantas voces, para conectar
y enlazar con los más castizos orígenes.
Ese particular hallazgo, para regocijo de los caminantes,
venidos desde cualquier parte, está en el monasterio de Yuso.
Rodeado de calma y silencio, entre místicas montañas,
testigo de muchas voces, de los pueblos y su peregrinar.
Un emisario, portador de sabiduría infinita,
que perdura en los rastros de un gran legado, enaltecido con palabras
ancestrales.
Mónica Arango Rincón
Gestora cultural
Magíster en Culturas y Literaturas Comparadas
MANIZALES, CALDAS (Colombia)
(XII Antología)
No hay comentarios:
Publicar un comentario