JUANITA
Mi niña es muy lista, señor.
Ahorita tiene siete años y ya va a la escuela. Pero en cuanto tenga ocho se
tendrá que quedar aquí conmigo y aprender a tejer como yo para sacar a la
familia adelante. Dice su padre que la niña no necesita estudiar, que cuando se
haga una chamaquita ya le buscará él un buen marido al que tendrá que cuidar y
darle muchos hijos.
Yo, señor, no estoy de acuerdo.
Cierto que conmigo hicieron lo mismo mis papás. A los ocho años me sacaron de
la escuela y aprendí a tejer. A los dieciséis me casaron con mi Juan. Hemos
tenido cinco hijos, pero se nos murieron los dos mayores de chiquitos. Ahora mi
Juanita es la primera.
Dice su padre que si ella trabaja
conmigo, podrán tener estudios los dos pequeños para que se vayan a la capital
y se hagan hombres. Aquí en estas sierras no hay porvenir. Sobrevivimos con lo
que mi Juan saca del monte y con lo que da el huerto junto al regato que nos
deja trabajar el señorito.
Yo quisiera que la niña siguiera
estudiando, que se hiciera una mujer distinta, pero su padre se opone. Dice que
se le reirán los vecinos y que él tiene la autoridad sobre los hijos.
Hace unos meses vino una
licenciada de la ciudad a ver cómo vivíamos. Yo le enseñé mi casa. Mi Juan
estaba por los cerros sacando leña. Cuando volvió, se enfadó mucho porque le
dije que la señora licenciada pensaba lo mismo que yo. Decía que la niña
tendría que seguir estudiando, porque es lista. Había hablado con el maestro y
estaban los dos de acuerdo.
Si usted, señor, quisiera decirle
algo sobre mi niña, bien cierto que le escucharía. Les tiene respeto a los
hombres como usted, que han venido de España. Siempre nos han dicho que ustedes
son la madre patria.
Francisco Javier Aguirre
LOGROÑO (La Rioja), 1945
Escritor
(XII Antología)
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