martes, 25 de febrero de 2020

ORIGEN Y SIGNIFICADO DE LA VIVENCIA


Mi labor literaria comenzó con una colaboración de una columna semanal en el Diario Vasco de San Sebastián en 1960 que inicialmente titulé «Pinceladas», pero que al año pasó a denominarse «Vivencias», por estimar que este concepto filosófico-literario, apadrinado por Ortega y Gasset, encajaba mejor con mis textos. Fue nuestro admirado maestro y filósofo español el que introdujo esta palabra en el Diccionario de la RAE en 1956 al traducir del alemán erlebniss que no tiene interpretación filosófica ni virtual en otros idiomas europeos.
Sin quererlo, me encontré con un traje a la medida que se correspondía con mi forma de pensar y de escribir. Reflexioné un poco y empecé exponiendo pensamientos hilvanados en torno a un tema y dándole una versión muy personal. En vez de un artículo denso y lleno de prosa, llegué a la conclusión de que era mejor glosar una idea al estilo de Platón, como experiencia intuitiva y reflexiva, vital y personal, viviendo la palabra desde dentro en su etimología y desde fuera en su acepción individual y social, y todo ello encerrado y expresado según el tema y la inspiración en un estilo directo o bien alegórico o intimista.
Trasladado a Madrid por mis compromisos empresariales en 1977, a través de Ediciones Orola proseguí mi labor y publiqué seis tomos que recogen mis vivencias desde 1960 hasta 2015.

Las vivencias encajan en el género de los pensamientos breves que se ha utilizado en todas las épocas y en todas las culturas, desde Confucio y Séneca con sus aforismos, Buda con sus enseñanzas, Marco Aurelio con sus meditaciones, La Rochefoucauld con sus máximas, Pascal con sus pensamientos, Flaubert con sus comentarios epistolares tan interesantes como poco conocidos y tantos otros como Voltaire.

La vivencia es la palabra hecha vida, la expresión literaria de la experiencia vital del ser humano de forma intuitiva, breve, poética y de estilo libre.

Mi vocación siempre ha sido promover las vivencias como género que responde a la exigencia humana de filosofar, de ensayar que diría Montaigne, de forma bella, poética, invitando al diálogo, la reflexión y la comunicación.


Fernando Orlando
Presidente y editor




No hay comentarios:

Publicar un comentario