«… Fue entonces cuando Juan Sebastián Elcano levantó sus ojos y pudo
contemplar ante sí una imagen que llamó poderosamente su atención… Una
treintena de barcos pesqueros se aproximaban a la embarcación entre vítores.
Poco a poco llegaron las primeras gaviotas que, como heraldos, parecían dar la
bienvenida en ceremonioso vuelo a aquellos lobos de mar; descendiendo del cielo
para pasar zigzagueando sobre sus cabezas…» (pág. 58, Carlos M.ª García de
Polavieja, «El viaje más largo»).
No hay comentarios:
Publicar un comentario