miércoles, 22 de abril de 2020

ANTOLOGÍA 2019: SEVILLA, 4 DE AGOSTO DE 1527




SEVILLA, 4 DE AGOSTO DE 1527

Muy alto, poderoso, católico príncipe, invicto emperador y señor nuestro:

Con esta misiva le quería comunicar a vuestra alteza el fallecimiento hace un año de mi amado esposo Juan Sebastián. Me han relatado los compañeros que compartieron con él su agónico final, que sufrió mucho y que murió entre fuertes dolores y convulsiones, pero siempre nombrando a Dios, a España y a vuestra merced.

Siempre fue de naturaleza inquieta y aguerrida, temeroso de Dios, devoto esposo y padre esquivo. Desde muy joven se sintió atraído por la mar, escuchaba sus cantos de sirena de forma constante, sentía curiosidad por lo que se ofrecía allende los mares, hasta que esos cantos lo atraparon y yo lo perdí para siempre.

Heredó el espíritu aventurero de sus antepasados, la bravura de los marineros vascos y la hidalguía castellana, su sangre bullía cada vez que sus pies tocaban los suelos de madera de alguna nao. Se sentía más cómodo con los vaivenes que le deparaban las olas que en la quietud que le ofrecía el suelo firme.

Su mayor motivación, lo que fue fraguando su carácter hosco y distante, siempre fue conquistar el mayor número de tierras para la Corona, hacerla más grande, la más poderosa de toda Europa, llevar la palabra de Dios, la religión verdadera a los infieles y extender España al Nuevo Mundo, nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestro idioma, hacer Españas también en ultramar, bajo el manto de nuestro imperio.

Fue valiente, aventurero, buen castellano y mejor cristiano, también fue rudo, distante, egoísta y pendenciero. Lo amaba así, aunque siempre prevaleció en él el amor a Dios, a España, al rey y a sí mismo.

Sierva y servidora de su ilustre majestad
María Hernández Dernialde
Viuda de Juan Sebastián Elcano

Gema Valdericeda Falcó
Licenciada en Comunicación Audiovisual
FUENLABRADA (Madrid)
Amante de las palabras
(XIII Antología)


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