(En recuerdo a Alfonso Díaz-Portales)
tiene sabor a ortigas.
Se precipita sobre el pecho herido
el arañazo helado de todos los exilios
y el sol que hasta ese instante
era un temblor de flores incendiadas
es febril manotazo, casi insulto
pues su luz se rindió ante el regazo
de la sombra más trágica y profunda.
la que me da la mano y me sucumbe,
es otra cosa… tal un abandono
hasta el musgo me lleva
de manera feroz, y la memoria
del tiempo compartido parece que, ahora barro,
sangrara sin remedio.
Se me ha muerto un amigo y me parece
que le lloran los pájaros, que el frío está más cerca,
y un crespón de tristezas lucirán las guitarras,
el aire es este día
un roce de cristal estremecido
y ahora todo nos sobra, ahora solo nos falta
esa voz salvavidas del amigo ya ido,
esa voz que nos llega, sabiéndonos desnudos,
esa voz tan lejana,
inabarcable, ausente,
como si fuera mar…
Nacido en ALBACETE en 1958
(XIII Antología)
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