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viernes, 26 de febrero de 2021

ANTOLOGÍA 2020

 



CRISOLES
 
Hace mucho tiempo, cuando aún no había cumplido los seis años, un domingo, mi madre me compró una mandarina hecha de gajos de caramelo, un tesoro. Después fuimos a un parque cercano a casa. En los columpios, el acento de una pequeña que cantaba al balancearse llamó mi atención. Mi madre se sentó en sus rodillas y me dijo: «Puede que tengas las manos pequeñas como tu abuelo materno y el corazón grande como la abuela. Que ese pelo ensortijado y las pecas o que tus pies planos encuentren su origen en los genes paternos, y que de tu madre hayas heredado el timbre de tu voz, el color de sotobosque de tus ojos y los hoyuelos que enmarcan esa sonrisa con la que me observas. Pero eres mucho más. Eres un crisol de historia. En el azabache de tu cabello, luces destellos de los iberos, y en el perfil de tu nariz hay huella etrusca. Serás alto y fuerte como un celta, tendrás el ingenio del pueblo griego y las dotes para el comercio de los fenicios. Ese color de los hijos de los Omeya en la piel, esa fuerza visigoda, esa elocuencia latina. Sí, tú también eres mestizo. Lo soy también yo. Todos somos crisoles. Ahora, hijo mío, corre a compartir tus dulces con esa niña». Mi madre estaría orgullosa de saber que seguimos compartiendo caramelos y tesoros: ese par de niños en los que la historia de la humanidad sigue escribiendo sus páginas.
 

Paloma Hidalgo Díez
Nacida en MADRID, reside en Alcalá de Henares
Es de ciencias porque estudió Químicas, y de letras porque no puede vivir sin leerlas y sin escribirlas
(XIV Antología)
 

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