VILANOS
DE AMOR MESTIZO
Como vilanos
fuimos polinizando fuentes.
Amé tu voz indígena
de unas tierras allende muy lejanas,
de costas no sabidas
que había descubierto la lógica del mundo;
amé tu ser, la luz de tu existencia
y tu sorpresa en esa orilla nueva,
su ingente maravilla y a ti en ella.
Amé, deseé tu zumo, mujer nueva.
Amé tu tez morena turbada y sorprendida,
tu aliento como de ángel o criatura
en la que no pensara.
Te quise… y tú me amaste lo mismo de encendida
pedernal nuestra carne y nuestras venas.
Los dos
sobrevolamos igual que remolinos
llevados por el viento
tratados y ambiciones,
sacrificios, jurídicas sentencias,
provecho o desventajas de un mundo sucumbiente
o de un imperio nuevo ultramarino.
Amé tu voz indígena turbada
y tú, amor, mi palabra castellana,
el temple arrebatado de sus ecos.
Nos amamos…
Ala delta
los cuerpos…
Y en tu vientre prendió
aquel ardor tan vivo, inmaculado,
la semilla mestiza de dos razas.
Yo en ti, en tu café, como terrón de azúcar,
tu piel de tul moreno y mi piel blanca,
vilanos nuestros cuerpos
transportados por un soplo divino,
creando la energía
de unos hombres y unas mujeres nuevos.
Hoy canto
entre rescoldos,
evocando con sed aquel radiante hecho,
traduciendo los volteos que se elevan
por todas las tragedias o las glorias,
vilanos del amor,
de aquella irrepetible maravilla.
Isabel Villalta Villalta
MEMBRILLA (Ciudad Real)
Licenciada en Filología Hispánica
Etimóloga, escritora y poeta
(XIV Antología)
Amé tu voz indígena
de unas tierras allende muy lejanas,
de costas no sabidas
que había descubierto la lógica del mundo;
amé tu ser, la luz de tu existencia
y tu sorpresa en esa orilla nueva,
su ingente maravilla y a ti en ella.
Amé, deseé tu zumo, mujer nueva.
Amé tu tez morena turbada y sorprendida,
tu aliento como de ángel o criatura
en la que no pensara.
Te quise… y tú me amaste lo mismo de encendida
pedernal nuestra carne y nuestras venas.
llevados por el viento
tratados y ambiciones,
sacrificios, jurídicas sentencias,
provecho o desventajas de un mundo sucumbiente
o de un imperio nuevo ultramarino.
Amé tu voz indígena turbada
y tú, amor, mi palabra castellana,
el temple arrebatado de sus ecos.
Nos amamos…
Y en tu vientre prendió
aquel ardor tan vivo, inmaculado,
la semilla mestiza de dos razas.
Yo en ti, en tu café, como terrón de azúcar,
tu piel de tul moreno y mi piel blanca,
vilanos nuestros cuerpos
transportados por un soplo divino,
creando la energía
de unos hombres y unas mujeres nuevos.
evocando con sed aquel radiante hecho,
traduciendo los volteos que se elevan
por todas las tragedias o las glorias,
vilanos del amor,
de aquella irrepetible maravilla.
MEMBRILLA (Ciudad Real)
Licenciada en Filología Hispánica
Etimóloga, escritora y poeta
(XIV Antología)
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