«…
Cómo decirles que sentimos que este país pisa mucho más que camina. Cómo decirles que para nosotros
siempre es pronto para darnos por vencidos y muy tarde para caer rendidos… Y
al fin lo logramos, desatamos nuestros zapatos encerados de incertidumbres para
bailar con nuestros sueños. Mejor descalzos, mejor mestizos. Solo así apareció
ella, la que no sabía bailar, pero su nombre sonaba a Sabina: inoportuna
oportunidad» (pág. 120, Aida Soilán Enríquez, «Inoportuna oportunidad»).
No hay comentarios:
Publicar un comentario