«… Mi padre siempre me
recordaba al entrar y quedarnos contemplando los enormes meteoritos puestos
allí: “Aquí fue el Real Colegio de Minería, una de las simientes de la UNAM
como lo fue la Real y Pontificia Universidad de México. Esta fue la casa de la
ilustración, la otra la de la enseñanza medieval y barroca”…» (pág. 142,
Eduardo Omar Honey Escandón, «Ferias del libro»).
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