ANTOLOGÍA 2022: UNCIDO A LOS RECUERDOS
UNCIDO A LOS
RECUERDOS
Fueron
largos y duros días de travesía oceánica. Una borrascosa madrugada de octubre
abordaríamos una nao portuguesa que nos desembarcaría en las costas venezolanas
con el regocijo de toda la familia. Formábamos parte de la hornada de migrantes
que la posguerra había aventado por todo el planeta. Junto a mis padres y mis
tíos nos apretujábamos los hermanos, en desfile de muy diversas edades, desde
Juan Francisco, el mayor, hasta la menor, Graciela, pasando por mí, que recién
había celebrado el sexto cumpleaños.
Nos
instalaríamos en la colonia agrícola del llano, lejos de Caracas, donde mi
padre, poeta, teólogo y jurista con formación académica de estirpe salmantina,
habría de dedicarse a la enseñanza, fundando una escuelita muy humilde en cuyas
estrechas aulas habrían de brillar su brillantez y erudición. Mi madre, al
tiempo que se dedicaba a las faenas agrícolas, sembrando y cosechando con la
ayuda de mis tíos seis hectáreas de naranjos y café, iluminaba nuestras tardes
con la magistral ejecución de su viejo violín, con aires de la sierra, antiguas
coplas románticas, jotas, pasodobles y tonadas navideñas.
Una
noche, avivado por el puntual aroma de los naranjos en flor y el café recién
tostado, me descubro parado frente al enorme espejo del escaparate de mi madre,
en un ejercicio de escrutinio minucioso que me revelaría mi enjuto cuerpo de
púber. Iluminado por el tenue resplandor de la luna habría de tomar plena
conciencia de mi propósito existencial: volvería a la península, culminaría mi
formación y, siguiendo la ruta marcada por mi padre, ingresaría al cuerpo
docente de la universidad, donde habría de continuar con el legado de ilustres
pensadores como Luis de Molina, Luis de Alcalá o Diego de Covarrubias.
Julio Rafael S. S.
(XVI Antología)
No hay comentarios:
Publicar un comentario