«… En la Escuela de Salamanca nacen los derechos humanos. La humanidad pasó a ser entendida de una nueva forma. Y adentrándome en mi devenir, hijo de la historia que me retrata avivando mi sangre universal, veo con ímpetu la violación de los derechos humanos en distintos ámbitos del mundo: la erosión de la institucionalidad democrática, la obstaculización a la participación política, a la libertad de expresión, la violación de la libertad académica, restricción presupuestaria a las universidades autónomas, la guerra, entre muchas otras formas de barbarie…» (pág. 144, Iraida Josefina Castro González, «Hurgo en mi latinidad»).
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