LA INSPIRACIÓN
Mi
hermano volvió un día de la clase de Historia asegurando que ya había
encontrado su vocación. Ilusionados, mis padres esperaban que fuera la
abogacía, la arquitectura o la docencia, pero él, solemne, respondió que quería
ser como san Isidoro de Sevilla. La sorpresa fue mayúscula. Que alguien tan
lejano en el tiempo fuera su modelo a seguir en un principio alarmó a mis
progenitores que, lejos de desalentarle, esperaron prudentes a ver a dónde
conducía tal aspiración.
Empezó
por aprender latín y griego gracias a un profesor jubilado que vivía en el
bloque; el docente, asombrado por el entusiasmo del alumno, le recomendó las
lecturas de san Gregorio Magno y otros padres de la Iglesia que el propio san
Isidoro leyó, y que él, en ese afán de seguir la estela de uno de los hombres
más sabios de su época, devoró con avidez.
Al poco, la biblioteca del barrio se le quedó pequeña. Y las estanterías de la casa se vieron desbordadas con toda la bibliografía que pudo conseguir sobre el de Sevilla.
Los
cambios físicos también llegaron, la barba —entrecana a pesar de su edad—, la
profundidad en el mirar, el habla sosegada y, sobre todo, ese talante
conciliador y analítico que nos dejaba asombrados a los que habíamos conocido a
aquel adolescente rebelde que estaba en contra de todo y de todos.
Y
no hará falta que explique que fue el primero de su promoción en las varias
carreras que cursó, que en las librerías hay un nutrido número de obras suyas y
que hoy, en el Parlamento Europeo, mis padres, como yo, hubieran estado
exultantes de escuchar en su primer discurso en la Asamblea las palabras de
aquel al que quiso emular —«Entiendes que en el dolor se te prueba para que no
te abatas, entiende que se te prueba en la prosperidad para que no te exaltes»—
antes de recibir una cerrada ovación.
Paloma Hidalgo Díez
Nacida en Madrid, reside en Alcalá de Henares
Es de ciencias porque estudió Químicas y de letras porque no puede vivir sin leerlas y sin escribirlas
Premios: primer premio de microrrelatos de IASA Ascensores; finalista anual del concurso de Relatos en Cadena de la SER y Escuela de Escritores; primer premio del certamen de Microrrelatos Mineros; finalista mensual del concurso de la Microbiblioteca y ganadora del certamen de relato de Aldeas Infantiles
(XVII Antología)
Al poco, la biblioteca del barrio se le quedó pequeña. Y las estanterías de la casa se vieron desbordadas con toda la bibliografía que pudo conseguir sobre el de Sevilla.
Nacida en Madrid, reside en Alcalá de Henares
Es de ciencias porque estudió Químicas y de letras porque no puede vivir sin leerlas y sin escribirlas
Premios: primer premio de microrrelatos de IASA Ascensores; finalista anual del concurso de Relatos en Cadena de la SER y Escuela de Escritores; primer premio del certamen de Microrrelatos Mineros; finalista mensual del concurso de la Microbiblioteca y ganadora del certamen de relato de Aldeas Infantiles
(XVII Antología)
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