«… San
Isidoro de Sevilla sonríe. Sabe que de esta manera se conseguirán unificar las
prácticas litúrgicas de la Iglesia, la doctrina impartida en las iglesias y los
pueblos que conforman la Iberia visigoda. Sabe que necesitan estar unidos para
ser fuertes. Está seguro de que la educación será el eslabón necesario para esa
unidad…» (pág. 86, Salvador Vaquero Montesino, «La educación como eslabón para
la unidad»).
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