CONVERSACIÓN
CON EL MAESTRO
Aplasto las ilusorias hojas inertes de los árboles que un tiempo ocuparon este campo, hoy desnudo, harto de hierbajos interrumpidos por ruinas de la ermita donde san Isidoro de Sevilla sembró con su oratoria un saber que parecía haberle sido dictado por Dios.
¿Es, acaso, un panegírico sobre de mi obra? Anhelaba que me recordaran como a un hombre y, sin embargo, me llaman santo.
Bien lo dijo Ildefonso de Toledo: «Isidoro de Sevilla manifestó a través de sus dotes oratorias una riqueza con tanto encanto que la abundancia de su palabra dejaba estupefactos a los oyentes». Ojalá escuchar sus discursos pudiera. Intento agarrarme a la débil esperanza de que el maestro vague aún por estos parajes y pueda mi mente con su genial sapiencia regar.
Sigo aquí y en todos los andurriales. Te abrazo, muchacha, pero no lo percibes.
Mientras más estudio, más me enveneno y enloquece mi encrespado espíritu por no encontrar la verdad de las cosas. Ignoro mi propósito y no veo sentido en mi destino.
Esclarece el vicio que tu corazón habita para que puedas corregirlo. De nada sirve leer si no se hace con humildad. Has de unir la oración a la lectura.
Hasta su nombre, maestro, me confunde: «don de Isis», de origen pagano. En sus obras, se mencionan teorías contrapuestas entre sí que enardecen desconcierto en mi tembloroso juicio incapaz de discernir.
Nada es perfectamente cierto ni falaz. Yo mismo leí a Virgilio, a Lactancio, también la Biblia. Estudié a Quintiliano así como a Ambrosio. Los incluí en mis obras, incluso a Aristóteles, pues ese era mi designio. De igual manera que los elementos del mundo se unen automáticamente, pueden hacerlo las ideas de paganos, visigodos, romanos y bizantinos. No llores, muchacha, presto, el batimiento de mi ánimo inundará tu desalentado corazón.
María Cordero Ruiz
Nacida en Gargáligas, un pequeño pueblo de Extremadura
Licenciada en Filología Inglesa
Escritora tardía (pero libre) de profesión. Lectora empedernida por afición y estudio
Publicaciones: La enfermera y el pastor, novela histórica con divulgación en los diarios La Vanguardia (España), La Palmesana Magazine (Mallorca), Diario Última Hora (Mallorca) y Nuestra Comarca (Don Benito-Villanueva)
(XVII Antología)
Aplasto las ilusorias hojas inertes de los árboles que un tiempo ocuparon este campo, hoy desnudo, harto de hierbajos interrumpidos por ruinas de la ermita donde san Isidoro de Sevilla sembró con su oratoria un saber que parecía haberle sido dictado por Dios.
¿Es, acaso, un panegírico sobre de mi obra? Anhelaba que me recordaran como a un hombre y, sin embargo, me llaman santo.
Bien lo dijo Ildefonso de Toledo: «Isidoro de Sevilla manifestó a través de sus dotes oratorias una riqueza con tanto encanto que la abundancia de su palabra dejaba estupefactos a los oyentes». Ojalá escuchar sus discursos pudiera. Intento agarrarme a la débil esperanza de que el maestro vague aún por estos parajes y pueda mi mente con su genial sapiencia regar.
Sigo aquí y en todos los andurriales. Te abrazo, muchacha, pero no lo percibes.
Mientras más estudio, más me enveneno y enloquece mi encrespado espíritu por no encontrar la verdad de las cosas. Ignoro mi propósito y no veo sentido en mi destino.
Esclarece el vicio que tu corazón habita para que puedas corregirlo. De nada sirve leer si no se hace con humildad. Has de unir la oración a la lectura.
Hasta su nombre, maestro, me confunde: «don de Isis», de origen pagano. En sus obras, se mencionan teorías contrapuestas entre sí que enardecen desconcierto en mi tembloroso juicio incapaz de discernir.
Nada es perfectamente cierto ni falaz. Yo mismo leí a Virgilio, a Lactancio, también la Biblia. Estudié a Quintiliano así como a Ambrosio. Los incluí en mis obras, incluso a Aristóteles, pues ese era mi designio. De igual manera que los elementos del mundo se unen automáticamente, pueden hacerlo las ideas de paganos, visigodos, romanos y bizantinos. No llores, muchacha, presto, el batimiento de mi ánimo inundará tu desalentado corazón.
María Cordero Ruiz
Nacida en Gargáligas, un pequeño pueblo de Extremadura
Licenciada en Filología Inglesa
Escritora tardía (pero libre) de profesión. Lectora empedernida por afición y estudio
Publicaciones: La enfermera y el pastor, novela histórica con divulgación en los diarios La Vanguardia (España), La Palmesana Magazine (Mallorca), Diario Última Hora (Mallorca) y Nuestra Comarca (Don Benito-Villanueva)
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