viernes, 24 de enero de 2025

ANTOLOGÍA 2024: MONÓLOGO PARA VIVENCIAR A NEBRIJA

 



MONÓLOGO PARA VIVENCIAR A NEBRIJA

 
Tengo en Alcalá morada holgada y alacena con sustento honrado, pero en mi espíritu muerde una dentadura de hiel como aviso cierto de que se acorta mi tiempo para desarraigar la barbarie que aún acecha, como miserable oficio de algarabía y confusión, a las lenguas latina y castellana. Tres cipreses desafían ahora mis ojos ofreciéndome sombra grave que presagia el final y pienso en aquellos otros cipreses de Bolonia que escoltaban mi camino hasta la basílica de San Petronio, donde conjuré mi voluntad para luchar contra el desbarajuste de los falsos gramáticos latinistas que ladroneaban latinajos con la pobre artillería de la rutina y de la enfangada ignorancia.
 
En la Universidad de Salamanca conjugué el quebranto de las muchas clases con las albricias de pulir y darle diligencia a las Introductiones latinae, que tanta ventura me habían de traer. Era menester poner claridad y cordura en el bosque azumbrado del latín, tan enredado como rebajado. Luego mis afanes hallaron buen cobijo en el empeño de dar cuerpo, ciencia y revestimiento a la lengua castellana, que andaba en tropiezos, malbaratada y falta de regla. La Gramática y los Diccionarios tentaban poner ciencia y claridad en predios confusos donde imperaban las reyertas y el embarullamiento.
 
La más donosa lección que me regaló esa empresa, como ungüento milagroso para las entendederas, fue colegir que la lengua castellana no tenía que representar por fuerza todo el artificio del latín, pues poseía rango propio y armazón de genuina riqueza. Tengo para mí que la dura milicia de expurgar y ordenar ese universo de palabras ha de concederle al castellano estatuto de lengua grande, capaz de atravesar los mares y los siglos para arraigar en tierras en las que nunca se pondrá el sol.
  
 
Seudónimo: Xavier de Penedo 
Se define como viajero sin destino, pobre aspirante a escritor a la caza de sueños fugitivos y empleado en oficinas imaginarias. Vive en el norte, a veces viaja hacia el sur, ha plantado cientos de árboles y publicado algunos libros.
(XVIII
Antología)
 
 

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