PROGRESO
(1961)
El progreso es inevitable.
Nadie se puede oponer al progreso en forma sistemática
porque saltará por el aire hecho pedazos.
¿Qué es el progreso?
El resultado de la acción inteligente, encaminada al bien común.
El progreso tiene su caudal propio que lo arrolla todo.
Este caudal está formado por la suma de inteligencias
que operan sobre la realidad para hacerla mejor.
Todos los problemas políticos y sociales tienen su origen
en las distintas concepciones que se tienen de las formas de progreso.
El progreso produce en el individuo la sensación excitante
y agradable de estar mejor que antes.
El hombre no ha podido a lo largo del tiempo, dejar de progresar.
El progreso no es una fórmula mágica solo conocida por unos pocos taumaturgos.
El progreso existe en el mundo, libre para todos.
Prueba de ello es el salto de los pueblos,
que en cuestión de una o dos generaciones,
pasan de un estado primitivo a la civilización moderna,
gracias al progreso obtenido por el resto de la humanidad.
Sin embargo, conviene recordar que ni el progreso es un fin
que justifica los medios, ni tampoco un maná que nos llueve del cielo.
El progreso está indisolublemente unido al trabajo.
Por esto, mientras la humanidad trabaje, habrá progreso.
Siendo el progreso una consecuencia del trabajo,
lógico es que se busque y se fomente todo lo que contribuya al desarrollo de este.
Hay que dar por supuesto el progreso.
En una región o en otra, bajo un sistema o bajo otro,
la humanidad siempre progresa.
Si el progreso es ineludible, si el progreso es libre,
si el progreso es accesible, ¿por qué tanta lucha fratricida?
Progreso material y espiritual.
Las leyes internas del progreso están aún por estudiar.
El progreso exige un hombre cada vez más perfecto
y una sociedad cada vez más digna, más justa, más libre, más educada.
El progreso es universal, fraternal, imperial.
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