ARQUITECTO
DE PROMESAS
Recorro las calles de Zalamea hasta mi estudio,
donde me arropa el conocimiento que albergan los centenares de libros y legajos
que me inspiran y alientan. Mi mente es una constelación de pensamientos que se
abren como un vasto cielo estrellado sobre la tierra árida que me rodea.
Las velas parpadean en la penumbra proyectando
sombras danzantes en las paredes de piedra. Tomo la pluma con mis manos
temblorosas y con su suave raspado sobre el pergamino rompo el silencio de la
estancia y me sumerjo febril en un mar de palabras.
El tiempo se desvanece y cada vocablo que escribo
es un escalón más para crear una obra en castellano que esté a la altura de su
madre, el latín, la lengua más perfecta que existe.
Me alcanza el día y sigo con mi labor incansable,
organizando conceptos, dividiendo en partes lo que es un todo demasiado
complejo y construyendo puentes de significado que unan todos los territorios
de nuestro reino.
Soy un arquitecto de promesas que con el último
punto que cierra el manuscrito concluyo con orgullo mi legado, la primera gramática
castellana, origen de todas las ciencias.
Estoy ansioso por presentar mi obra a la reina
Isabel para ayudar a los súbditos que habitan las tierras conquistadas a
aprender nuestro idioma, el mejor compañero del imperio.
Espero su aprobación, siento que cada palabra va a
iluminar la oscuridad de la ignorancia, que cada página va a ser una guía para
las generaciones futuras y que cada letra de este libro nos va a hacer aún más
grandes.
Gema
Valdericeda Falcó
Licenciada
en Comunicación Audiovisual.
Funcionaria.
Enamorada
de las palabras, todas dedicadas a Martín.
(XVIII Antología)
No hay comentarios:
Publicar un comentario