miércoles, 21 de julio de 2010

¡CÓMO PEDIRTE…!

Mª Pilar Redondo López, de CÓRDOBA

Este es el principio de la ceguera, ¡Cómo pedirte que no llames a mi puerta!
La luna bordada con la seda de mis lágrimas intenta retirar las cenizas de la última hoguera, casi imperceptible.
La afilada ironía de la ardiente sed acumula cadáveres y dosis de hemoglobina.
En plena tempestad resulta difícil encontrar el límite de la controversia del análisis autopersonal.
A solas con mi conciencia comienza una lucha tenaz, se templa la fiebre inabordable, escrita al margen la renuncia crucificada que cuenta mis pasos tras una ventana mal cerrada.
La víctima inocente arriesga demasiado donde nada es lo que parece y cuando no se puede volver atrás.
Entre mis manos se deshace el suplicio, mi mente me engaña, me lacera quitándome la vida un millón de veces.

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