miércoles, 28 de julio de 2010

EN EL CORAZÓN DEL SANTUARIO

Arturo Portabales González-Choren, de MADRID


Por fin, cumplimos el rito de atravesar los últimos metros que nos separan de la cumbre. El cansancio añade solemnidad a nuestros pasos.

Nos abrazamos, intercambiamos alguna frase de rigor. Deportivamente, aceptamos el trono que nos brinda la montaña.

No podemos evitarlo, la vista se nos va hacia el oeste, hacia el último rayo de sol, que nos llega desde el océano, y hacia el abismo que hemos dejado atrás. Poco a poco la alegría comienza a hervir en nuestro pecho.

“Esta vez sí que sí”, leo en la mirada de Carlos. Y yo mismo pienso en estas últimas catorce horas de mi vida, y en los años que han pasado desde que aquel sueño vino a posarse sobre mi palma.

Fluye la oración a la vez que mi aliento fatigado, se evapora en mis labios. Se entrega dulcemente al crepúsculo.

(Así pues, ¿cómo es el mundo al otro lado de este umbral?)

No hay comentarios:

Publicar un comentario