Neftalí del Caño Sánchez, de Tordesillas, Valladolid
Había escuchado tantas veces aquellas cuatro palabras que creía entender su significado.
Me equivocaba. Sólo cuando, ya viejo y enfermo, las escuché de la voz grave y serena de mi padre -muerto tiempo atrás-, comprendí su verdadero alcance:
- Ya es la hora.
omnes vulnerant postum necat.
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