martes, 21 de septiembre de 2010

ALMA DE NIEVE

Félix Arce Araiz, de Soria


Aquí, ahora, en el fin del mundo, con el miedo hecho agua sobre mi mano, siento el roce de tus dedos que tocaron mi alma que moría. En este instante, tan puro, en el que el silencio de tus ojos se posa en mí, y mi cuerpo se estremece como pasos descalzos sobre la nieve, y mi yo, y mi mundo, tan blanco, se hace nada en tu mirada. Nada ya.

Ahora, aquí, acaba la tierra en el acantilado mismo de tu voz. La brisa es tu risa entre las agujas de un viejo pino que atraviesan la noche para ser nada en la bruma del amanecer. Sin miedo.

Tan sólo en el borde mismo de tu alma hallé yo mi alma, y bastó el sólo roce de uno de tus dedos, tan finos, para hacerme lo que soy,
lo que siempre fui.

Tan sutil, tan impreciso… ¿Quién, qué, en mis ojos se hace agua, cristalina, vacía? ¿Qué, quién, se deshace con un puro destello sobre tu mano?


apenas cae
y ya es agua la nieve
sobre mi mano

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