lunes, 6 de septiembre de 2010

EMIGRANTE

Mónica Arango Rincón, de Buenos Aires, Argentina


El emigrante persigue sus ilusiones.
Otras tierras estremecen su horizonte, un llamado lo incita desde sus adentros,
se deja llevar por la fascinación de conocer nuevos mundos.
Deja atrás su tierra, sus huellas. Forasteros pasos surcan sus anhelos

En tierras lejanas, ávido de saberes, aprende nuevos oficios,
busca su sustento, entregando su ser y su sonrisa en tierra hostil.
El inmigrante yace extraviado en geografías ajenas,
desperdiciados sus saberes, perdidas sus entrañas, lo invade la nostalgia.
Un nuevo sueño surca su horizonte: el regreso.

Estando lejos el retorno se vuelve una premura,
la sangre llama, el suelo espera.
Siempre se añora lo perdido.
En la lejanía se sufre y se llora.
Se vive con la esperanza de regresar un día.
La tierra, el amor de siempre, llama…
Aunque pasen muchos años,
finalmente ella, le hará retornar.

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