martes, 20 de diciembre de 2011

DECEPCIÓN

Espero, largo rato, tu retorno. 
Pienso, una y otra vez, cómo decirte lo que me llena. 
Tengo un nervio intenso pero alegre, queriendo compartirlo contigo. 

Llegas, me miras y… 
No preguntas, no sonríes, no acaricias. 
 Silencio; y cuando hay palabras, no son para mí. 
Gritas al aire, da igual quien escuche. 

Iluso te persigo. 
Otras veces tu mirada fue “nuestra”. 
La busco, la medio encuentro, 
e intento darte eso mío. 

Pero apartas tus ojos, 
vuelve el silencio; y cuando hay palabras, no son para mí. 
Como si mi voz no hubiese sonado, 
como si mi ser no interesara. 

Esto no es siempre, ¿es sólo hoy? 
¿Esto no es siempre?, es sólo hoy. 
Y me quedo solo, 
duele dentro, pero es solo hoy. 

Yo te esperaré, ¿por qué no viniste por mí, sino por ti? 
Además, parece que ni siquiera viniste. 
¿O sólo me lo parece a mí? 
Estás así, aunque yo no quiera, o no quieras tú. 

Vuelvo a acercarme. 
Yo sí acaricio, yo sí sonrío, yo sí pregunto. 
Silencio; ya no hay palabras, ni tuyas ni mías. 

Sólo me abrazas, para siempre.

Escrita por:
María Varea Ramón
PAMPLONA 




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