lunes, 30 de enero de 2012

MÍRAME SEÑOR

“¿Por qué a mí?”
Y tú, amigo,
me dijiste con gesto amable y sabio.
“Es que Dios te está mirando”
“¡Pues que me olvide”.
Contesté desde mi dolor y rabia.
Pero aquella noche
hice algo recordándote.
Dar gracias por lo que Él me había dado,
y empecé:
Mi familia, mi hogar,
el amor, mis amigos,
el sol, la lluvia,
el campo, los trigos,
las flores, los colores,
el mar, la música,
un nuevo amanecer.
Fuerza, ternura, valor,
saber reír… y llorar.
Mis manos, con poder de acariciar,
con fuerza para sostener y consolar,
con soltura para crear.
No acababa.
Y terminé dormida entre mis lágrimas.
Al despertar sentí la sonrisa de Dios.
Dios Padre y Madre.
Y sonreí yo también.
¡Mírame Señor!
No dejes nunca de mirarme.


Ana María Landazábal Zugaza
VITORIA

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