Entró a la tienda una joven pareja pobremente vestida,
pero muy limpia.
“Deseo ver” -dijo la muchacha- “un vestido de novia completo, con cofia y velo.”
La vendedora le enseñó un traje primoroso y le hizo entrar
a un cuarto probador. Minutos después se presentó
como una radiante aparición, toda de blanco, con guirnaldas
de azahares en las sienes y la nívea cascada del velo
sobre los hombros. Avanzó con lento paso y se detuvo
frente a su compañero. Él la contempló extasiado.
“¿Quiere usted que te envuelva el vestido?”-preguntó solícita la vendedora.
“No” -contestó ella tímidamente- “No tenemos con qué comprarlo. Hemos venido sólo para que mi esposo me viera vestida como debía haberlo estado y como yo lo deseaba… Hace una hora nos casamos. Gracias, muchas gracias. Adiós.”
Ana Luisa Díaz González
VILLA CLARA (Cuba)
Muy romántico y tierno. Gracias.
ResponderEliminarmuy bueno el relato. Original
ResponderEliminarenternecedor ciertamente!
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