lunes, 13 de febrero de 2012

EL VIEJO Y EL AMAR

Están en cualquier parque,
decantados en un banco que no los vio nacer
y a casi nadie importa lo otro.

Cuando se conocieron eran jóvenes,
muy jóvenes, y te diré,
-porque si no, tú no lo harías-
que eran guapos, muy guapos,
o al menos ellos lo creían,
que es lo único que cuenta.

Y ahí sentados, aunque no los veas,
pasan horas sin número
y días sin nombre, y se miran,
aunque no se miren, y se tocan,
aunque no se toquen, y se quieren,
aunque no lo sepan, y no hablan
porque canjear silencios
es lo mejor que queda cuando todo está dicho,
aunque no fuese pronunciado.

Te cuento esto para que sepas
que de felicidades anónimas los parques están llenos.

Aunque no los veas


Sergio Estébanez Sáez
BURGOS

1 comentario:

  1. Precioso, me pareció exquisito, cargado de ternura.
    Un saludo,
    Triana

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