con torres de películas, y del fondo saca una botella.
Sale a la calle y busca su banco, el de siempre, para sentarse a recordar.
Vuelve a ver la mirada acuática de su hija,
a sentir el calor del cuerpo de su mujer; vuelve a abrazarlas.
Abre la puerta a esos recuerdos que le transforman en una marioneta,
y con sus heridas abiertas de nuevo, se aferra al mundo.
Y se repite una y otra vez que por ellas, para mantenerlas vivas en la memoria,
tiene que seguir adelante.
Entonces aquella botella cerrada y su precinto intacto
le susurran que esa batalla, la del alcohol ya la ha ganado,
y siente la llegada de las primeras lágrimas.
Paloma Hidalgo Díez
Licenciada en Ciencias Químicas
ALCALÁ DE HENARES (Madrid)Licenciada en Ciencias Químicas
Ganadora “VII Certamen de Microrrelatos Mineros”
Ganadora “V Certamen Puente de Letras”
Ha sido un placer verlo publicado, más aún acompañado de una melodía tan llena de fuerza. Muchas gracias.
ResponderEliminar