“Descendieron cuatro
aurigas del cielo. Venían dispuestos a pasearse por un prado y se encontraron
con Madrid construido. Frenaron sus cuadrigas. Uno aterrizó en Recoletos, en el
edificio Aurora Polar. Otro en el arco de la Moncloa.Y dos, tras esquinar a un
Ave Fénix conducido por un apuesto joven en la Gran Vía, se posaron en lo alto de ambas torres del antiguo
Banco de Bilbao”.
Mi padre señalaba
arriba con una mano, con la otra agarrada a la mía y agachado a mi altura, me
relató esta historia en la misma calle Alcalá.
Minerva, desde la
azotea del Círculo de Bellas Artes, miró con desdén hacia los mortales, que con
los pies cosidos al asfalto ignorábamos los dominios de otros veintinueve
colosos.
Ya amaba a Madrid
cuando desde Atocha me dijo adiós Pegaso coronando el Ministerio de
Agricultura. Regresábamos al tedio de nuestro pueblo.
MAYTE GONZÁLEZ-MOZOS
TOLEDO
Gracias por enseñarnos parte de la historia de las alturas de Madrid. Lástima que siendo tan original y estando tan cerca del cielo no hayas alcanzado la cumbre.
ResponderEliminarEs realmente bueno
ResponderEliminarGracias. A veces al estar tan cerca del cielo te deja como poco en el Purgatorio.
ResponderEliminarLa autora Mayte González-Mozos