El solar, vacío, me impresionó.
Yo había trabajado media vida en aquella fábrica.
Ahora sólo quedaba ruina, escombros,
y un montón de arrugas en mi cara.
Henchido de emociones y apoyado en el bastón
de mano que apuntala mis años -y mi propio derribo-,
seguí caminando.
Recordé, sin saber exactamente el por qué, la voz del poeta…
“Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar”.
Reparé entonces en que todo, todo, es efímero.
Progreso, maldito progreso.
Joan Ruscalleda Massó
MALGRAT DE MAR (Barcelona)
Lindo, breve pero lindo. No consiho encontrar si este autor tiene blog. Si alguien lo sabe, agradeceria información.
ResponderEliminarHtacias de antemano,