Un día decidí que no volvería a mirar hacia atrás,
porque la vida es lo que aún está por venir y lo que tienes ante ti.
Y no miré.
Un día decidí que no era aún tarde para hacer aquello
que siempre tuve miedo de hacer. Y lo hice.
Un día decidí abrir mis manos y dejar volar aquello que siempre
tuve tan guardado. Y las abrí.
Pero un día decidí que “no mirar”, “hacer” y “abrir”
eran tres verbos, nada más. Es la realidad.
Porque al final del todo comprendí que soy presente porque fui
pasado; que el miedo de hacer me llenaba de goce anticipado
pensando en la posibilidad del “algún día lo haré”; y que
mantener en mis manos aquello tan guardado me recordaba cada
día que yo podía decidir. Y decidí.
Porque al final del todo comprendí que mi libertad nacía
el día en que me dije: “soy así”.
Ana Moreno
MADRID
Muy bueno, aunque no esté plenamente de acuerdo. La libertad nace el día en que dices "soy así, aunque podría ser de otra manera".
ResponderEliminar