Quiero que pasen los días sin sol y sin acacia.
Quiero que corra el
tiempo, que me empapen todas las lágrimas
que quedan por llorar, y que vuelva la sequía
que acompaña a mis sonrisas.
La sequía de muchos soles juntos.
Los sonidos de tantas lágrimas me desquician,
me llenan de congojas atravesadas; caminos recorridos
por la pena, triste dolor, dolor que te me clavas,
dolor que te escondes engañoso para aparecer luego
cuando te creía perdido y olvidado.
No te rindes, has de volver de nuevo con nuevas enseñanzas.
¿No te cansas nunca, dolor?
Tu sonido estridente penetra entre capas y capas de cordura,
aniquila el sentido.
Eres veneno y droga que matas y duras a un tiempo
¿No te acabas nunca, dolor?
Anabel de la Rosa de Lema
MADRID
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